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Editorial
<< Estabilidad para progresar>>
Cuando todo parecía indicar que la economía española afrontaría una desaceleración severa, los indicadores disponibles revelan una resiliencia mayor de lo previsto. De hecho, España mantuvo una expansión más vigorosa que la de sus socios europeos.
Precisamente por ello, sorprende que esta buena salud no sea compartida por la Región de Murcia, que terminó el año con el comportamiento más discreto de las distintas autonomías. En concreto, la economía murciana mantuvo una tasa de crecimiento positiva, pero con un perfil más contenido. Así, su indicador más relevante, el Producto Interior Bruto, aumentó en un 1,5% frente al 3,1% del año previo y al 2,6% nacional, según la primera estimación del INE. Esta tasa –que ha desorientado a la mayoría de analistas, que esperaban cotas superiores-, resulta baja. Cierto es que la cifra podría mejorarse en las sucesivas revisiones que realiza el organismo estadístico, y que si se amplía el horizonte temporal, se constata que ya se suman cinco anualidades consecutivas en positivo.
Sin embargo, la reciente debilidad ha llevado a poner el foco en otras pautas, que se venían apreciando desde el inicio de la recuperación y que resultan ciertamente inquietantes y perturbadoras. La más inmediata es la dificultad de la Región de converger con los niveles de bienestar del país. Si a comienzos de la década el PIB por habitante apenas representaba el 82,8% del nacional, en 2018 ha retrocedido hasta el 81,7%. La elevada tasa de paro estructural refuerza esa primera impresión.
Puede que una parte de esa divergencia se deba a las muy mejorables infraestructuras, la escasa inversión estatal en la Región o incluso las deficiencias del sistema de financiación, aunque limitarlo solamente a esos factores sería un excesivo ejercicio de simplificación. Convendría analizar las razones últimas que explican por qué la Región no ocupa el lugar que debiera en áreas como innovación, formación, progreso o productividad. Hubiese sido preferible afrontarlo antes, en una coyuntura más favorable, porque ahora se advierten signos más que evidentes de moderación del ciclo, que complicarán la tarea. Porque además hay riesgos inminentes e importantes, que marcarán la trayectoria de la economía.
Se precisarán por tanto energías renovadas desde un espectro político nacional y regional que debería aportar estabilidad política e institucional, continuar con las reformas estructurales, analizar las casuística de la Región de Murcia y tener una actitud proactiva ante los nuevas incertidumbres que se abren en un escenario internacional cada vez más convulso.
Murcia, mayo de 2019
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Índice:
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- R1. PIB de la Región de Murcia en 2018
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